La terapia humanista es un enfoque de salud mental que enfatiza la importancia del respeto, donde se acompaña a la persona durante todo el proceso, estableciendo una relación de iguales en la que se proporciona una atmósfera de apoyo, empatía y confianza que permite compartir los sentimientos sin temor a ser juzgado.
La idea es que cada uno somos el experto en nuestras propias dificultades, trabajamos los asuntos que nos llevan a terapia basándonos en la aceptación, el crecimiento y la autorrealización.
“En mis primeros años profesional me hacía esta pregunta: ¿cómo puedo tratar, curar o cambiar a esta persona? Ahora formularía la pregunta de esta forma: ¿cómo puedo proporcionar una relación que esta persona pueda usar para su propio crecimiento personal?”. Carl Rogers.
Se abordan problemas complicados con técnicas aparentemente simples. En ocasiones frente a un problema aplicamos soluciones que no están funcionando, a pesar de que en otras situaciones y en otras épocas de nuestra vida hayan sido útiles. A veces si algo no funciona, resulta útil probar algo distinto, probar nuevas perspectivas.
Se trata de redescubrir nuestros propios recursos y habilidades. A menudo así se obtienen buenos resultados en un periodo corto de tiempo, aunque el problema o el sufrimiento haya durado mucho tiempo.